El slow fashion llegó para quedarse, y darle un respiro al mundo entero. Es la clave para mejorar la dinámica de la moda ¡Te contamos por qué debes sumarte a esta nueva filosofía!
MUNDO.- Desde hace ya unos años el slow fashion está haciendo eco en el mundo de la moda, el lifestyle, y la forma de vivir de muchas personas; ya que esta ideología apuesta por el bienestar del planeta, las personas y los trabajadores.
¿Cómo inició el movimiento?
Si bien, en los últimos años cobró fuerza e impacto, esta filosofía comenzó con Kate Fletcher, profesora de Sostenibilidad, Diseño y Moda en el Centre for Sustainnable Fashion de Londres en 2008. Este corriente de la moda apuesta por la creación de piezas durables, producidas con condiciones laborales justas, y de calidad.
‘Compra menos, elige bien, y hazlo durar
De este modo, la slow fashion es la contraparte del fast fashion. Vivienne Westwood, diseñadora británica defendió este concepto al proclamar ‘compra menos, elige bien, y hazlo durar’. A su vez, esta filosofía abarca todo el proceso de producción, venta, en conjunto de los derechos laborales de quienes se dedican a este sector.
En los últimos años se destacó que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta. El movimiento no solo se limita al proceso que pasan las marcas para la elaboración de moda sostenible; sino de educar a los consumidores, e inculcar valores de responsabilidad social, para que, poco a poco, se logre un traslado hacia una moda 100% sostenible.
Con ello, los consumidores se preocupan por investigar el proceso de producción de una prenda. En la actualidad, importa más cómo se produce un artículo, que el renombre de la marca. De esta manera, el slow fashion se convierte en una necesidad para mitigar el impacto negativo al medio ambiente, y las condiciones laborales de las personas.
¿Cuándo estalló todo?
Aunque el movimiento empezó con Westwood, no obtuvo el impacto deseado, hasta el año 2013; cuando ocurrió la tragedia de Rana Plaza. En las afueras de Dhaka, Bangladesh, donde una fábrica se desplomó con empleados dentro. Del complejo surgió una grieta, pero los líderes no prestaron la atención necesaria; y obligaron a los colaboradores a regresar a los puestos de trabajo.
El saldo de tal accidente registra 1.134 muertos, y más de 2.000 heridos. Este evento resultó ser el predecesor de un movimiento que, hasta hoy en día, sigue avanzando con fuerza. A partir de incidente comenzó el reconocimiento del impacto hostil, tanto monetario, como de calidad de vida para los trabajadores.
“La definición del concepto fue mutando con los años y evolucionando, por lo que a veces se dificulta definirlo. Por ese motivo muchos deciden definirlo a través de oposición, de lo que no es, es la antítesis del Fast fashion. Pero para mí es mucho más que eso; es un estilo y una elección de vida”. Agustina dos Santos Claro, Licenciada en Diseño Textil e Indumentaria y Directora Creativa en U+1.
¿Cómo reconocer el slow fashion?
Dentro de las principales características que definen al slow fashion, destacan la ralentización del ritmo en que las personas compran mercancía. Es una excelente opción para comenzar a aplicar un estilo de vida natural, ya que es un movimiento consciente y atento a las necesidades del planeta y los consumidores.
Otro punto a destacar es que trasciende en el tiempo, ya que se ajusta al ritmo de vida de los consumidores; es decir, tiene una visión a largo plazo en oposición a la tendencia acelerada y a corto plazo. De este modo, el slow fashion se preocupa más por la calidad que por la cantidad de los productos que se ofertan.
Mucho se habla en torno a la intención del consumismo salvaje, en el que el ciclo de vida de un producto está dirigido a ser desechable. Con el slow fashion esto tiene un efecto contrario, la intencionalidad de la producción es que acompañen al consumidor durante toda su vida. A la vez que implementa reglas éticas y analiza las conexiones entre las cosas, es decir, la relación de materias primas, medio ambiente, trabajo humano, y más.
“Cuando empiezas a definir al Slow fashion como una elección de vida, hace que dejes de pensar en él simplemente como una tendencia o algo que está de moda y que es pasajero. Eso un estilo de vida que va más allá de la moda, es algo que empieza a verse en la rutina del día a día y en las elecciones que tomamos. Para mí eso hace que no tenga fecha de caducidad”. Explica Agustina.
¿Cómo llevar nuestro estilo de vida al slow fashion?
· Para empezar a trasladar todo nuestro estilo a uno más eco-amigable, es revisar nuestros hábitos de consumo. De esta forma, sabremos cuáles son las intenciones de las marcas que solemos consumir.
· Apostar, entonces, por marcas que trabajen con métodos ecológicos, y que utilicen materiales sostenibles.
· Hoy en día, la transparencia que las marcas implementan, ayuda a la fidelidad y confianza que generan entre los públicos objetivo. Por lo que apostar por marcas que practiquen políticas laborales justas.
· Otro punto a destacar es seguir promoviendo y darle realce a marcas y asociaciones que apuesten por el slow fashion.