El testeo en animales ya está prohibido en países como la Unión Europea, Guatemala, Islandia, México, Estados Unidos, India, Israel, Nueva Zelanda, y Turquía.
Sin embargo, la triste realidad es que se mantienen estas prácticas en el 80% de los países del mundo.
Para comenzar, las pruebas cosméticas son ensayos realizados mediante experimentos en animales, con las que las marcas verifican la seguridad de productos.
La industria cosmética genera alrededor de dos millones de dólares, y trabajos año tras año. ¿Cuál es el impacto que esto genera? Grandes marcas usan a animales para probar sus productos antes de salir al mercado.
Si bien, esto formó parte del control de calidad durante mucho tiempo, ahora se promueven y crean leyes para erradicar la hostilidad en los animales.
Ante esta situación, diversos grupos ambientalistas han creado campañas para sensibilizar a la población sobre el uso de cosméticos, los cuales fomentan el maltrato animal.
“A nivel mundial, los consumidores están haciendo oír su voz: quieren cosméticos sin crueldad. En octubre de 2018, junto con The Body Shop, Cruelty Free International llevó a la ONU la asombrosa cifra de 8,3 millones de esas voces de más de 60 países, para pedir un fin global al uso de animales en las pruebas de cosméticos. Hasta que acabemos con el uso de las pruebas con animales en cosméticos en todas partes, y para siempre; el movimiento de cosméticos sin crueldad continuará”. Kerry Postlewhite, directora de asuntos públicos del sello Cruelty Free International.
La famosa campaña de Humane Society International (HSI), ‘Save Ralph’; lanzada a inicios de abril tuvo muchas connotaciones de “asertividad”.
En el marco del mes de la tierra, dentro del revuelo en la polémica de crueldad animal; la campaña es, más bien, un recordatorio que la lucha no cesa.
Aunando en el tema de la cosmetología, existen varios puntos polémicos que envuelven este tema.
Abarcando desde el uso de plomo en la elaboración, como en la contaminación ambiental, con el uso excesivo de energía, suelo y agua que la producción anual genera.
Un foco que, en la última década, genera ruido en redes sociales, es el testeo en animales.
Desde 2013, la Unión Europea presentó los primeros avistamientos sobre la protección animal, en el ámbito de la belleza.
“Ningún cosmético testado en animales, o con ingredientes testados en ellos, se puede poner en el mercado en Europa”. Normativa europea de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa).
El tema es delicado, ya que intervienen muchos procesos antes que el producto llegue a manos del consumidor.
Los artículos pasan por procesos de producción, exportación e importación. Hacen recorridos, incluso transatlánticos, para la regularización de los mismos.
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¿Quién se beneficia de esto?
Esto permite que las empresas tomen “atajos” permitiéndoles seguir con el testeo en animales.
Por ejemplo; China es un país polémico, debido a que, en 2015, era obligatoria la regularización de cosméticos, probándolos en animales. La ley estipulaba la permisión de las pruebas en caso que, a) los productos no fueran importados, y b) tuvieran un uso especial como tintes o bloqueadores.
Esto provocó que muchas compañías lleven su producción al país asiático para “saltarse” las normas de testeo en animales.
Por tanto, es responsabilidad de las marcas ser transparentes con los consumidores. Esto permite, y genera una mayor afiliación, incrementando la confianza del cliente hacia las empresas.
Se estima que los consumidores usan alrededor de siete cosméticos diferentes al día.
Una perspectiva más humana y consciente
Si bien, es cierto que Europa se encarga de mantener el tema en auge; hay otras naciones que están tomando cartas en el asunto y se preocupan por el bienestar animal.
Por ejemplo, en Latinoamérica, el compromiso con la producción libre de crueldad animal, está cobrando importancia.
Marcas como Mercadoglam, que comercializa productos de belleza para la mujer en países como México, Puerto Rico, y Estados Unidos, tiene como principal filosofía el distribuir productos 100% libres de crueldad animal.
¿Cómo hacer compras responsables?
Optar por marcas orgánicas, que velan por otros métodos de testeo, es una opción.
Buscar marcas que cumplan con las normas internacionales y tengan altos estándares éticos.
Por ejemplo, Mercadoglam, ofrece productos que beneficien en todo sentido a los consumidores.
“Somos una tienda multimarca, cuyo objetivo es poner al alcance los mejores productos para la mujer en un mismo lugar”. Mercadoglam.
La filosofía de la marca, se caracteriza por asegurar la producción de cosméticos, como el cuidado de la piel, el cabello, y la cara; con ingredientes veganos.
Un punto más a favor, es que sustituye el testado en animales, por una técnica de investigación con voluntarios humanos.
A su vez, la Mercadoglam administra una logística, en la que permite regular a detalle todos los ingredientes, que sean naturales y libre de crueldad animal.
Por lo que cumple de forma óptima con la ética que envuelve el asunto del testado en animales.
Además de asegurarse que, durante el proceso de producción, se contribuya con la comunidad, ofreciendo empleos a madres solteras o personas con discapacidad, siempre bajo un enfoque sostenible.
Todavía queda un largo camino para abolir, a nivel mundial, las prácticas hostiles. Estas alternativas suponen un trato menos invasivo para las especies, y procurar el bienestar de los animales. ¿Cómo veremos esto en el futuro?