Washington, D.C. – En cuestión de semanas, millones de estadounidenses tendrán que ajustar sus relojes. El domingo 2 de noviembre de 2025, a las 2:00 de la madrugada, entrará en vigor el horario estándar, que se extenderá hasta el 8 de marzo de 2026. Como cada año, el cambio divide opiniones y reaviva un debate que parece no tener fin.
Una práctica centenaria en entredicho
El horario de verano se introdujo en 1918 con la idea de ahorrar energía durante la Primera Guerra Mundial. Décadas después, en 1966, la Ley de Uniformidad del Tiempo estableció un marco nacional que consolidó la costumbre de adelantar los relojes en primavera y atrasarlos en otoño.
Sin embargo, la aceptación social ha disminuido con el tiempo. Una encuesta reciente reveló que más de la mitad de los estadounidenses rechaza los cambios. El 48% prefiere mantener fijo el horario estándar, mientras que el 24% apoyaría adoptar permanentemente el horario de verano. Solo un 19% respalda la práctica de ajustar los relojes dos veces al año.
Argumentos a favor y en contra
Quienes defienden el horario de verano destacan sus beneficios en sectores como el comercio y el turismo, al aprovechar más horas de luz durante la tarde.
Por el contrario, críticos y especialistas advierten que la alteración afecta la salud, el sueño y la productividad. También puede aumentar los accidentes de tránsito en los primeros días de adaptación, además de impactar a niños, personas mayores y trabajadores con horarios nocturnos.
El debate político
El tema también ha llegado al Congreso. En 2022, el Senado aprobó la llamada “Ley de Protección del Sol”, que buscaba fijar de manera permanente el horario de verano. Sin embargo, la propuesta quedó estancada en la Cámara de Representantes.
En 2025 se presentó nuevamente una iniciativa similar, pero hasta ahora no ha logrado el consenso necesario. Mientras tanto, estados como Arizona y Hawái se mantienen al margen del sistema, sin modificar sus relojes.
Lo que viene
Aunque el verano terminó, el horario de verano sigue vigente por unas semanas más. El ajuste llegará recién el 2 de noviembre, cuando los relojes se atrasen una hora. Será entonces cuando el país, entre la rutina y la controversia, vuelva a entrar en el horario estándar.
