Cada 18 minutos se rompe un aneurisma cerebral. Cuando esto sucede son fatales en el 40% de los casos. Cerca de dos tercios de aquellos que sobreviven, sufren algún tipo de incapacidad neurológica permanente.
Los saluda esta sobreviviente de dos aneurismas cerebrales. Hoy primero de septiembre comienza el mes sobre la concientización de los aneurismas y aunque no me gusta tocar este tema porque revive momentos muy difíciles y jamás olvidados de mi vida, entiendo que estoy en la obligación de hacerlo por el bien de todos aquellos que no prestan atención a su cuerpo, a un fuerte dolor de cabeza e ignoran las consecuencias.
Los aneurismas se producen cuando la pared de una arteria del cerebro se ensancha anormalmente adquiriendo, en ocasiones, el aspecto de una cereza. El problema viene cuando ese aneurisma se rompe. Es entonces cuando se convierte en una amenaza y requiere de una intervención médica inmediata.
Afectan en mayor medida a mujeres más que a hombres, y son más comunes en adultos entre 35 y 65 años. La mayoría, de hecho, se desarrollan a partir de los 40, pero también pueden afectar a niños.
Hipócrates dijo: “La mejor medicina de todas es enseñarles a las personas como NO necesitarlas”.
Entonces para que usted estimado lector no tenga necesidad de usar ninguna medicina, escuche a su cuerpo, préstele atención a los síntomas que aparecen y son diferente a los demás. Regule su presión arterial, no fume, haga ejercicios y valore su salud que es lo más importante. Los síntomas son varios pero el más peculiar es un terrible dolor de cabeza que no se compara con ningún otro, párpado caído, visión doble u otros cambios en la visión, dolor arriba o detrás del ojo, pupila dilatada, adormecimiento o debilidad en un lado de la cara o el cuerpo.
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El tratamiento depende del tamaño y la ubicación del aneurisma, si está infectado o si se ha roto. Si un aneurisma cerebral se rompe, los síntomas pueden incluir dolor de cabeza súbito, náuseas y vómitos, cuello duro, pérdida del conocimiento y señales de un ataque cerebral. Cualquiera de estos síntomas requiere atención médica urgente. Por favor… otra vez escuche a su cuerpo.
“Las personas saben el precio de todo, pero no saben en realidad el valor de nada” y el valor de la salud es lo más importante.
Después de haber pasado por este episodio de vida, que te marca para siempre, me dediqué a estudiar un poco más a fondo el arte japonés de Kintsugi. Sentía que algo en mi se había, roto que mi vida no volvería hacer igual, pero en Japón cuando algo se rompe, en concreto los objetos de cerámica, éstos son reparados con pegamento y polvo de oro. Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso por eso reparan los objetos rotos con oro, en lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan, y se convierten en una prueba de la imperfección y la fragilidad (igual que le sucede al cuerpo humano imperfecto y frágil) pero también se convierten en una prueba de resiliencia, la capacidad de recuperarse, agradecer y hacerse más fuerte!!
Estas vasijas me recuerdan a mi historia, que aunque la vida nos deteriore y nos rompa, siempre podemos crecer de nuevo, juntar los pedazos y repararnos terminando siendo más bellos no sólo por fuera,sino lo más importante por dentro. Y a creer que la vida esta hecha de milagros y que solo el levantarte bien cada mañana, es el primer milagro del día. Mi intención con este escrito, es solo dejarle saber que su vida vale mucho y que las cosas a tiempo tienen remedio , no tema, vaya al médico cuando su cuerpo se lo reclame.
Ernest Hemingway “El mundo nos rompe a todos. Y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas”.
MB