Donald Trump lo prometió durante su campaña. En su primer día de mandato restaurará la “soberanía” y “grandeza” de Estados Unidos.
Entre los planes de ese primer día, destacan medidas sobre inmigración, la seguridad en la frontera, y los cambios en las políticas que, asegura, devolverán el control de la nación a sus ciudadanos.
Inmigración y seguridad fronteriza, una promesa contundente
Una de las prioridades en la agenda de Trump es la inmigración ilegal. Según sus declaraciones, el expresidente planea firmar una orden ejecutiva el primer día de su mandato que anule la práctica de la ciudadanía automática para los hijos de inmigrantes indocumentados.
En sus propias palabras, esta política es una “recompensa por romper las leyes de Estados Unidos” y representa una de las principales motivaciones que impulsan la migración indocumentada hacia el país.
La medida significaría que, para obtener la ciudadanía estadounidense, al menos uno de los padres tendría que ser ciudadano o residente legal.
Trump también propone abordar el problema del “turismo de nacimiento”, en el que mujeres embarazadas de otros países ingresan a los EE. UU. para que sus hijos nazcan en suelo estadounidense y obtengan automáticamente la ciudadanía”.
“Es una práctica horrible,” dijo Trump en uno de sus discursos, y añadió que es un incentivo para el “salto de la línea”, lo cual afecta a quienes están en la vía de inmigración legal.
Con esta orden, el expresidente busca restringir el derecho a la ciudadanía automática, argumentando que la actual política deriva de una “interpretación errónea de la ley”.
Además, en sus discursos, Trump ha criticado duramente lo que califica como “invasión” de personas que ingresan ilegalmente a Estados Unidos, y afirma que muchos de ellos provienen de prisiones y hospitales psiquiátricos de sus países de origen.
Una frontera sólida y estricta
Trump ha enfatizado la importancia de una frontera protegida, asegurando que una barrera robusta es esencial para la seguridad y la economía del país. “Quiero cerrar la frontera”, ha declarado en varias ocasiones.
Su plan incluye el reforzamiento de la vigilancia y la expulsión masiva de inmigrantes indocumentados que ingresaron durante la administración Biden.
Argumenta que estos inmigrantes, al tener hijos en suelo estadounidense, automáticamente aseguran ciertos beneficios, como servicios de salud y apoyo gubernamental, y esto, según Trump, representa una carga para el contribuyente estadounidense.
Además, el expresidente subraya que su política de “cero tolerancia” pretende ser un “deterrente” para evitar que más personas intenten cruzar la frontera ilegalmente, desincentivando la migración irregular. Según Trump, su plan no solo frenaría a quienes intentan ingresar al país, sino que también motivaría a aquellos que ya residen en el país de manera ilegal a retornar a sus países de origen.
El indulto a los participantes del 6 de enero
Otra de las promesas más destacadas de su campaña es la disposición a perdonar a muchas de las personas involucradas en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Trump, quien ha calificado a algunos de estos manifestantes como “patriotas increíbles”, ha expresado su intención de ayudar a aquellos que fueron arrestados por su participación en el disturbio.
“Me inclino a perdonar a muchos de ellos”, afirmó en marzo, explicando que algunos se salieron de control, pero que, en general, consideraba que la mayoría estaban defendiendo sus derechos y su país.
Como presidente, Trump tendría la autoridad de indultar a quienes hayan sido condenados en tribunales federales o cortes militares.
Incluso podría instruir a su futuro fiscal general para detener los procesos judiciales en curso relacionados con el asalto al Capitolio.
Sus declaraciones al respecto han causado polémica y han suscitado críticas tanto de opositores políticos como de algunos miembros de su propio partido, quienes consideran inapropiado glorificar un acto de insurrección.
La reestructuración del gobierno Federal
Trump ha manifestado su deseo de reformar la estructura interna del gobierno federal. En su primer mandato, implementó medidas para combatir lo que consideraba corrupción en las altas esferas del gobierno. Sin embargo, sus reformas no avanzaron como había planeado. En este nuevo ciclo, afirma que tomará medidas drásticas para “limpiar” las agencias federales de aquellos empleados que, a su juicio, obstruyen el cumplimiento de sus políticas y trabajan en su contra.
La estrategia propuesta incluiría el despido de miles de empleados federales, quitándoles protecciones de servicio civil, lo que permitiría reemplazar a aquellos funcionarios que Trump considera desleales a su visión para el país.
Esta reforma ha sido motivo de debate, ya que, de llevarse a cabo, representaría un cambio profundo en el sistema de empleo federal y el equilibrio entre el poder ejecutivo y la burocracia gubernamental.
La política energética: “perforar, perforar, perforar”
Otro de los puntos clave del plan de Trump es la explotación de recursos energéticos nacionales.
“Quiero perforar, perforar, perforar”, ha repetido en referencia a sus intenciones de impulsar la producción nacional de petróleo y gas.
Trump sostiene que la independencia energética de Estados Unidos es vital para su seguridad y prosperidad económica, y considera que las políticas de energía verde promovidas por la administración Biden han debilitado al país al hacerlo dependiente de fuentes de energía extranjeras.
Decenas de órdenes ejecutivas: un nuevo record en los primeros días
Trump planea firmar decenas de órdenes ejecutivas en su primera semana en el cargo. Se espera que estas órdenes aborden una amplia variedad de temas, desde inmigración hasta regulaciones económicas y políticas energéticas.
En su primer mandato en 2017, Trump también implementó una serie de órdenes ejecutivas desde el inicio, aunque muchas de sus promesas iniciales, como la renegociación de tratados comerciales y la expulsión inmediata de inmigrantes indocumentados, no lograron cumplirse en su totalidad.
Una visión controvertida para un nuevo ciclo
Las propuestas de Trump han recibido tanto apoyo como crítica en el espectro político estadounidense.
Sus seguidores creen que su plan es una respuesta firme y necesaria para afrontar los desafíos actuales de la nación, especialmente en materia de inmigración y seguridad fronteriza.
Por otro lado, sus críticos señalan que muchas de sus propuestas, especialmente en torno a los indultos y la reestructuración del gobierno, representan una amenaza para la democracia y el estado de derecho en Estados Unidos.
Con un enfoque en “America First” (Estados Unidos Primero), Trump espera atraer a un electorado que se siente desilusionado con el actual estado de la nación y anhela un cambio radical en su dirección.
Para sus simpatizantes, su visión es un llamado a restaurar lo que consideran los valores fundamentales de Estados Unidos; para sus detractores, representa un retroceso hacia políticas divisivas y potencialmente peligrosas.
Trump propone revertir varias de las políticas de la administración Biden y regresar a un enfoque de gobierno más centrado en la seguridad y la independencia económica.
Su promesa de un “gran primer día” es, sin duda, un adelanto de un estilo de gobierno que, para bien o para mal, buscaría marcar una nueva era en la política estadounidense.