En días resientes, ha tomado relevancia el tema del “derecho a la libre expresión” basado en la decisión de Facebook, Instagram y Twitter de cancelar o restringir algunas cuentas, basado en el hecho de que estas plataformas no son para difundir mensajes de odio, racismo o incitación a la violencia. La intensión de esta columna no es juzgar si, en efecto, las acciones de estas compañías son válidas o no; es en realidad, poner en perspectiva el “derecho a la libre expresión” y la responsabilidad que asumimos al comunicar un mensaje, cualquiera que este sea.
Comencemos por dejar claro, que el acceso a las redes sociales es un privilegio que nos ha dado la tecnología moderna. Y digo privilegio, porque es un acceso por el cual no pagamos. Llegar a millones de seres humanos con el solo toque de un dedo, es un poder maravilloso pero peligroso a la vez… y tiene haber un límite. Si bien es cierto que se debe respetar ese derecho a expresar con libertad lo que pensamos o sentimos, no es menos cierto que se debe proteger la integridad de la comunidad a la que va dirigido ese mensaje.
Florida en el cono de la potencial tormenta tropical Isaias
Cuando se hace mal uso de los privilegios que nos otorga la tecnología, restringir el uso de ese canal de comunicación, es un recurso necesario, sobre todo si está en juego la seguridad de millones de personas. Los derechos deben venir acompañados de responsabilidad. Nunca he estado de acuerdo con la expresión …”Las palabras se las lleva el viento”; frase trillada que usan algunos para justificar el decir cualquier cosa, pensando que lo que decimos no tendrá consecuencias porque, basado en esa misma frase, las palabras son simplemente ondas en el viento. Pues no es así; las palabras se las llevará el viento, pero dejan huellas… en ocasiones imborrables, pues no es la palabra dicha… es el mensaje implícito.
Ciertamente tenemos derecho a expresar nuestras ideas, pero también tenemos el deber de asumir la responsabilidad de lo que decimos, pues lo que expresamos puede cambiar la vida de muchos; incluso de aquellos que no comparten nuestra manera de pensar…
Seamos precavidos y recordemos esta otra frase poderosa… “QUIEN SIMBRA VIENTOS, COSECHA TEMPESTADES”.
Edwin Ocasio.