WASHINGTON — El Senado de Estados Unidos aprobó este lunes una legislación para reabrir el gobierno federal, acercando a su fin el cierre más largo en la historia del país. La votación, de 60 a 40, marcó el rompimiento de un estancamiento que se prolongó durante 41 días y que mantuvo a cientos de miles de empleados públicos sin salario.
El acuerdo fue posible gracias a un pequeño grupo de senadores demócratas moderados que, pese a duras críticas dentro de su propio partido, decidieron respaldar el pacto con los republicanos. Ahora, el proyecto pasará a la Cámara de Representantes, cuyos miembros deberán regresar a Washington tras un receso de casi dos meses para someter la medida a votación.
El presidente Donald Trump expresó su apoyo al acuerdo y aseguró que “vamos a reabrir nuestro país muy pronto”.
Después de semanas de negociaciones infructuosas, tres exgobernadores —las senadoras Jeanne Shaheen y Maggie Hassan, ambas demócratas de New Hampshire, y el independiente Angus King de Maine— impulsaron un compromiso para aprobar tres proyectos de gasto bipartidista y extender la financiación del resto del gobierno hasta finales de enero.
A cambio, los republicanos prometieron realizar antes de mediados de diciembre una votación sobre la extensión de los subsidios fiscales de salud, que vencen el 1 de enero. No obstante, el compromiso no garantiza su aprobación.
La legislación también revierte los despidos masivos de empleados federales ejecutados por la administración Trump desde el 1 de octubre y asegura que todos recibirán su salario retroactivo una vez finalizado el cierre.
Entre los senadores demócratas que votaron a favor se encuentran Tim Kaine (Virginia), Dick Durbin (Illinois), John Fetterman (Pensilvania) y Catherine Cortez Masto y Jacky Rosen (Nevada).
El voto generó fuertes divisiones internas. El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, votó en contra del acuerdo, asegurando que no podía “en buena conciencia” respaldarlo tras reunirse con su bancada durante más de dos horas.
“No abandonaremos la lucha”, afirmó Schumer, insistiendo en que el partido ha logrado “encender las alarmas” sobre el costo de la atención médica.
El senador independiente Bernie Sanders calificó la decisión de sus colegas como un “error terrible”, mientras que Chris Murphy (Connecticut) sostuvo que los votantes demócratas esperaban que el partido se mantuviera firme.
En la Cámara Baja, los progresistas también reaccionaron con dureza. El congresista Greg Casar (Texas) calificó el pacto como una “traición” a los millones de estadounidenses que esperaban una reducción en los costos de salud.
Sin embargo, otros respaldaron el liderazgo de Schumer. El líder demócrata de la Cámara, Hakeem Jeffries, elogió su manejo durante el cierre, asegurando que “el pueblo estadounidense sabe que estamos del lado correcto de esta lucha”.
Aún es incierto si los dos partidos lograrán un acuerdo sobre los subsidios de salud antes de la votación prometida en diciembre. El presidente de la Cámara, Mike Johnson (republicano de Luisiana), reiteró que no se comprometerá a someter el tema a votación.
Algunos republicanos han mostrado disposición a extender los créditos fiscales creados durante la pandemia, advirtiendo que su expiración podría provocar un aumento drástico en las primas de millones de personas. Sin embargo, exigen nuevos límites de ingresos y condiciones para su acceso.
Mientras tanto, Trump y otros republicanos aprovecharon el debate para renovar su llamado a derogar o reformar de raíz la Ley de Cuidado de Salud Asequible, conocida como Obamacare.