En el pasado miles de inmigrantes mexicanos dejaban su país por la pobreza extrema y falta de oportunidades, sin embargo, en los últimos años la tendencia de esta inmigración ha cambiado y ahora son los mexicanos prósperos son obligados a pagar “derecho de piso” (extorsiones) a medida que los cárteles de la droga se vuelven más poderosos y ganan territorio.
Si se niegan comienzan las amenazas de muerte.
Pedro Guadarrama emigró hace tres años a Estados Unidos debido a las amenazas que sufrió en el municipio de Zumpahuacán, Estado de México, donde fue secretario del ayuntamiento, era exportador de guayabas y tenía una candidatura para presidente municipal, pero debido a la violencia en la región tomó la difícil decisión de dejar su país.
“Por teléfono me llamaban y con malas palabras me amenazaron. Sabían quién era mi esposa, donde estaban mis hijos y me dijeron que me los iban a dar ‘picados’ en una bolsa negra. Entonces yo me asusté y me vine pidiendo asilo porque fui amenazado”, recordó Guadarrama quien solicitó el asilo en busca protección internacional contra los peligros que enfrentaba en su país de origen.
Una persona puede presentar su solicitud o pasar una evaluación de miedo creíble y recibir una fecha de audiencia o entrevista en el futuro.
“Inmigración me detuvo y querían que firmara mi propia deportación, pero no lo hice. Pedí hablar con un abogado que al principio no creyó en mí y me dijo que tenía cero posibilidades de obtener el asilo, así que pedí a mis familiares todas las evidencias, los pagos de impuestos que yo le hacía a Hacienda y de otros papeles. En la segunda visita el abogado me dijo que tenía un 70% de posibilidades de quedarme y el otro 30% estaba en decirle la verdad al juez”,
Pedro Guadarrma, empresario mexicano quien estuvo preso durante cuatro meses en distintas cárceles federales del Estados Unidos.
En la cárcel comenzó a crear los menús para el restaurante que soñaba abrir en algún momento. Mientras tanto le esperaba la audiencia con el juez que al oír su caso y ver las pruebas le concedió el asilo, pero también le fijó una fianza de $14,000 que al final fueron $12,000 que Guadarrama accedió a pagar para finalizar el caso.
Logrado el asilo comenzó a trabajar por seis meses en un restaurante de Cocoa Beach Florida, donde empleó a sus hijos ya que el trato con el dueño del restaurante era que no le pagara a él, pero que empleara a sus hijos o otros familiares. Con el tiempo comenzó a elaborar su proyecto de abrir un restaurante propio. Habló con sus hijos y esposa para comenzar a trabajar en equipo, invitó a un sobrino y a un amigo para hacerlos coparticipes del proyecto.
La idea original era abrir el negocio Jacksonville, pero allí pedían muchos documentos y surge de repente una oportunidad en Winter Park, Florida, donde fue más fácil abrir el negocio. La empresaria Ada Dominicci y un contador y arquitecto puertorriqueños los ayudaron en la apertura del restaurante de comida mexicana Las Carretas. Aunque al principio nadie creía en él. Logró abrir el negocio de comida en junio del 2021 sin dinero, sin crédito, pero con mucha fe y muchas ganas de trabajar… “Yo tengo muchas ganas de progresar, así como lo hacía en México”, dijo el empresario.
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Por su lado Araceli Eréndira Aguirre Arechavaleta y su esposo pidieron asilo para ellos y sus dos hijos de 15 y 12 años. La familia vivía en Cancún, México, donde tenía negocios de taxis, lavandería y autolavado, entonces los narcos empezaron pidiéndoles cuota por cada taxi y “derecho de piso” (extorsión) por los negocios.
“Empezaron a amenazar a mi esposo porque se oponía a dar la cuota, (extorsión) entonces por el radio de los taxis le dijeron que lo iban a levantar (secuestrar) y que lo iban a devolver en bolsas. Empezaron a presionar cada vez más diciendo que sabían quién era su esposa y la escuela donde iban nuestros hijos”
Araceli Eréndira Aguirre Arechavaleta
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Ella recordó que una ocasión que su esposo bajó de su recámara todo asustado diciendo que habían secuestrado a uno de los choferes del taxi. “Gracias a Dios no le hicieron nada, pero insistieron en que tenía que pagar la cuota sino iban a hacer eso con cada chofer. Poco después una de las mujeres del sindicato de taxistas me dijo que iban a ‘tronar’ a mi esposo y que lo sacara de Cancún”, expresó.
“Durante ese periodo tuve que dejar de ver a mi familia por su propia seguridad además todos los días tenía que cambiar de ruta para recoger a mis hijos porque no sabía dónde me estaban vigilando los delincuentes. La situación se volvió muy estresante y mi esposo pasó más de dos meses escondido debido a las amenazas. Después en unas fiestas navideñas en Veracruz nos persiguieron y querían llevarse a nuestros hijos, pero al final solo se robaron la camioneta y fue el acontecimiento final que nos orilló a pedir el asilo”, explicó Aguirre Arechavaleta.
Aguirre Arechavaleta junto con su esposo vendieron algunas pertenencias para asumir los gastos de relocalización y pagos que hicieron a los abogados que solicitud el asilo para ellos. Según el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos en México, hubo 9,700 nuevos desplazamientos debido a la violencia de los cárteles de drogas en 2020.
Antes Cancún era un paraíso seguro, pero ahora con la presencia de poderosas organizaciones criminales fuertemente armadas es una plaza para vender drogas. Estos grupos delictivos impulsan sus negocios ilegales y los gobiernos estatal y federal no están haciendo lo suficiente para ayudar a restablecer la ley y el orden.
“El gobierno no tiene las estrategias para luchar contra las grandes carteles de narco, son espectadores pasivos y en el peor de los casos son participantes activos del conflicto, tomando partido al colaborar con una u otra banda criminal”, dijo Verónica Gómez Valdés, quien trabajó como funcionaría municipal en Veracruz, otro estado plagado por la delincuencia.
“Vendimos los taxis, pero la lavandería y las casas que teníamos las estamos rentando.
Cando les robaron la camioneta también iniciaron una denuncia detallada con todos los acontecimientos, con esas evidencias solicitaron y las declaraciones de los oficiales, el abogado de la familia comenzó la petición de refugio que fue concedida a la familia.
Aguirre Arechavaleta es embalsamadora y estudio un diplomado en criminología, espera algún día revalidar sus estudios, mientras está aprendiendo inglés. Por su parte Guadarrama realizó una ceremonia de apertura de su restaurante que a seis meses de abierto está funcionando bien y no descarta la idea de su contador puertorriqueño que es abrir una sucursal en la Isla del Encanto.
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