Harold Hernández “Trapiche” trovador, creador de décimas y instrumentos musicales, reconocido en el área de Orlando por su talento musical y sobre todo por el gran amor y pasión por su cultura y música puertorriqueña ha encontrado un propósito en su vida en medio de esta pandemia y a casi dos años de sufrir un derrame cerebral.
Poco a poco el artista va mejorando su salud. El derrame fue en el hemisferio occipital derecho del cerebro lo que le afectó la visión periférica del ojo izquierdo, por tal motivo no puede manejar vehículos, no obstante, agradece a Dios el milagro que lo mantiene vivo.
Pese a la enfermedad, Hernández comentó a La Prensa que encontró un propósito en la vida: pasar a niños, jóvenes y adultos el legado de la música puertorriqueña. “Yo no tenía un propósito en la vida. Lo mío era tocar, almacenar madera o hacer jardinería, porque sabes que yo sufrí un derrame cerebral y hay un libro que se titula ‘Una vida con propósito’ y desde allí me di cuenta de que Dios tiene preparado para mí enseñar y dejar el legado cultural a jóvenes generaciones”, comentó el artesano.
Hernández es un reconocido artista en el área de Orlando que se ha presentado con respetados artistas del campo de la música típica puertorriqueña y cantautores de diversos géneros como Pedro Guzmán, Edwin y Emma Colón Zayas, Manny Trinidad y Quique Doménech, así como el reconocido flautista Néstor Torres. En dos ocasiones ha acompañado como cuatrista y cantante al grupo “Haciendo Punto en Otro Son” y a Silverio Pérez en su concierto de solista.
“La parte importante de enseñar en medio de la pandemia del Covid-19 es que yo pienso que la juventud esta tan interesada en otras cosas que hay que tratar de promover la cultura entre ellos, preservar la cultura de los pueblos es un compromiso de todos”, afirmó el artista multifacético.
Después de su derrame cerebral Trapiche que es su nombre artístico realizó un concierto llamado Milagro de Navidad. “El que yo esté hablando contigo es un milagro. Si piensas que yo tenía una presión de 257 sobre 170 cuando llegaron los bomberos para llevarme al hospital”, recordó el artista.
Hernández se va recuperando poco a poco y por lo mismo cree que la pandemia del coronavirus ha sido una oportunidad para comenzar ese sueño de enseñar los valores puertorriqueños. Desde hace un mes ha convertido el taller de su hogar en un salón de clases donde asisten los hermanos Yaniris, Enrique Ignacio y Enrique Alejandro Tirado a aprender a elaborar instrumentos musicales.
“Todo esto surge porque queríamos hacer algo diferente que estar en la casa en cuarentena, y nos gustó la idea de aprender a hacer instrumentos, pero tomando las seguridades que uno debe tener”, dijo Yanaris de 24 años que está aprendiendo a tallar madera para convertirla en güiros de miniatura y de tamaño real.
“Algo muy importante que nos enseñó Harold es que toda la madera tiene arreglo… qué la madera cuenta su propia historia. Estamos aprendiendo a hacer instrumentos acústicos y eléctricos”, explicó Yanaris quien estudia para veterinaria.
Sus hermanos Enrique Ignacio y Enrique Alejandro, de 18 y 22 años respectivamente, están muy motivados con la enseñanza. “Es algo nuevo que nunca he hecho. Aprendo muchas cosas sobre mi cultura. Todo lo que hay detrás del cuatro puertorriqueño. Es algo que te hace sentir como conectado con tu patria Puerto Rico”, aseguró Enrique Alejandro.
Los jóvenes afirman que en medio de esta pandemia el aprender a hacer un instrumento que se identifica con sus raíces representa un aspecto positivo al emplear su tiempo en cosas como la cultura imponiéndose sobre algo negativo como la pandemia.
“Estamos un poco lejos de la isla, pero esto nos hace sentir conectados con la patria a través de la música. Es bien motivante. Yo había venido antes a traer el cuatro de mi mamá que está en proceso de restauración y conocí este taller. Para mí es honor aprender a elaborar estos instrumentos”, dijo Enrique Ignacio.
Yanira Alemán Pacheco, madre de los jóvenes aprendices, toca el cuatro puertorriqueño desde que se graduó de la escuela libre de música de Puerto Rico. “Estoy muy agradecida con Harold porque nos abrió las puertas de su casa, con medidas de seguridad y super emocionada de ver los productos finales”, explicó.
En una pared de su casa de localizada en la Ciudad de Altamonte Springs, cerca de Orlando tiene un taller acondicionado donde varios tipos de instrumentos, hay un tiple árabe, otro aviolinado, una guitarra americana, el cuatro ‘low profile’ más pequeño y con detenimiento explica la materia prima que utiliza, maderas exóticas con más de 200 variedades que provienen de todo el mundo.
Finalmente, Hernández comentó que está elaborando junto a los niños una guitarra para el artista mexicano Carlos Santana y otra para José Noguera, el cantante de música típica puertorriqueña.
Para saber más de las clases artesanales puede llamar al 407-375-6916.