Muchas relaciones terminan en enemistad con esa persona que una vez juró amarnos para siempre y a la que le hicimos la misma promesa, alguna vez. Siempre he estado en desacuerdo con esto; soy amigo de mis Ex … o al menos de aquellos que así lo han permitido. No siempre las relaciones terminan de la mejor manera, sin embargo, esto no implica que se deba llegar a un obscuro nivel de antagonismo. Soy fiel creyente de que, es mejor basar las relaciones en aquello que nos unió, en lugar de andar la vida entera hurgando en aquello que nos separó. Ciertamente en ocasiones nos inventamos esas congruencias en el afán de encajar un rompecabezas que no encaja y forzamos la idea de que somos “el uno para el otro…” aunque ese OTRO prefiera a otros OTROS…
Pero bueno… ese es tema para OTRO escrito, de manera que, volvamos a los Ex.
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Hace un tiempo, conversaba con un amigo sobre los horrores que estaba pasando con su Ex. Tengo buena relación con ambos, por lo que viví muy de cerca todo el proceso. La cercanía te da una perspectiva más amplia de cómo algunas personas manejan los rompimientos, y más que los rompimientos, las separaciones; pues es importante tener en cuenta que muchas parejas ROMPEN su relación… pero nunca se SEPARAN emocionalmente, aunque solo sea para odiarse entre ellos; convirtiendo su vida en una especie de argamasa de codependencia, amor y hastío, que no sé cómo pueden sostener… DEBE SER AGOTADOR.
Uno de ellos asumió una posición de agresividad y antagonismo que, a claras luces, de quien hablaba mal era de él mismo. Recuerden aquel refrán que dice: “Lo que Juan dice de Pedro, habla más de Juan que de Pedro…” Una verdad que aplica a todo aquel que desperdicia su vida tratando de desacreditar al que una vez fue su amigo, su novio, su madre, su benefactor, su maestro o simplemente su hermano. Conducta nefasta, si tomamos en consideración que lo que HOY dicen de los demás, en ocasiones es inventado, o lo que es peor… información compartida AYER, desde el amor y la más hermosa complicidad.
Luego de todo ese torbellino que viví con mis dos amigos, descubrí en uno de ellos, algo que me hizo reflexionar: Cuando un Ex te odia, realmente no te odia a ti… SE ODIA A SI MISMO por su imposibilidad de sacarte de sus adentros. Tú no eres el objeto de su odio… eres simplemente la evidencia de su esclavitud y falta de madurez e inteligencia emocional. No te odia a ti; odia la parte de él, que tú representas y, ante eso, no hay nada que podamos hacer excepto dejar ir, pues vale más disfrutar de un ápice de PAZ, que de mil toneladas de una RAZÓN estéril y sin retorno.
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