Un corresponsal de la BBC, se dio a la tarea de indagar en la historia de Masha Moskaleva, una niña rusa de 12 años, separada de su padre tras realizar un dibujo contra la guerra.
El dibujo de Masha, alarmó a las autoridades educativas, quienes llamaron a la policía para denunciar las imágenes contenidas en la obra de la niña.
A la izquierda se ve una bandera ucraniana con las palabras “¡Gloria a Ucrania!”; a la derecha, la tricolor rusa y la inscripción “¡No a la guerra!”. Vuelan misiles
Al centro, una madre y su hija se interponen mientras los proyectiles surcan el cielo.
La concejala de la ciudad, Olga Podolskaya, compartió con el periodista Steve Rosenberg la imagen del controversial dibujo.
Podolskaya comentó a Rosenberg que Alexei, el padre soltero de la niña, fue interrogado por las autoridades rusas, quienes además presentaron cargos en su contra.
“La policía comenzó a investigar las redes sociales de Alexei”, dijo Podolskaya. “Y le dijeron que estaba criando mal a su hija”.
Una publicación contra la guerra en sus redes sociales, le costó a Alexei una multa de $415 bajo el cargo de desacreditar a las fuerzas armadas rusas.
Pero además, una causa penal en su contra, fue abierta por las publicaciones contra la guerra. Los argumentos, desacreditar al ejército.
Ahora, una posible pena de prisión acecha a Alexei.
Este se encuentra bajo arresto domiciliario en Yefremov y su hija ha sido enviada a un centro de menores, sin derecho a tener contacto entre ellos, incluso por teléfono.
Los intentos de la concejala por contactar a la niña, han sido en vano. “Nadie ha visto a Masha desde el 1 de marzo”, dice.
Podolskaya sabe que las autoridades rusas se encargan a toda costa de que sus reglas se obedezcan. “Nadie puede tener opinión propia”, subraya.
Y prosigue: “Si no están de acuerdo con lo que uno piensa, ignoren sus redes sociales, pero no pongan a esa persona bajo arresto domiciliario y a su hija en un centro de menores”.
Tanto la concejala como el periodista, lograron ver por la ventana de su departamento a Alexei Moskaleva.
Sin embargo, entablar comunicación con él no está permitido.
Bajo las reglas de su arresto domiciliario, solo se le autoriza a tener contacto con su abogado, el investigador y el servicio penitenciario.
Vladimir Biliyenko, representante de Alexei, apareció para llevarle alimentos.
“Está muy preocupado por la ausencia de su hija”, comparte Biliyenko acerca de lo que piensa Alexei.
Cuando Rosenberg le pregunta qué piensa de que Masha haya sido separada de su padre
y llevada por las autoridades, responde:
“Si realmente querían interrogar al padre, deberían haberle pedido una declaración. También deberían haber invitado a Masha para hablar con ella”, dice Biliyenko.
“Nada de esto se hizo. Simplemente decidieron enviarla al centro de menores”, sostiene.
Agregó que además, los servicios sociales parecen particularmente “obsesionados con la familia” y los problemas entre todos sus miembros iniciaron al encontrarse el dibujo.
Rosenberg contactó a algunos vecinos de Alexei para conocer su opinión acerca de lo que ocurre tanto con él como con Masha.
“Ella es una buena chica y nunca he tenido problemas con su padre”, afirma una mujer llamada Angelina Ivanovna. “Pero tengo miedo de decir algo. Tengo miedo”.
Una mujer más joven sugiere: “Quizá podríamos recolectar firmas en apoyo de Alexei”, Pero al consultar su opinión, responde: “Lo siento, no puedo decírselo”.
Rosenberg intentó contactar con las autoridades del plantel educativo donde estudiaba Masha.
La escuela, que se ubica muy cerca del departamento de Alexei, mantuvo sus puertas cerradas ante la insistencia del periodista. Sus autoridades tampoco quisieron hablar.
Por su parte, la Comisión de Asuntos Juveniles de Yefremov está tomando medidas legales para cancelar oficialmente los derechos de paternidad de Alexei.
Dicha comisión, tampoco respondió la solicitud de comentarios sobre el caso.