El estudio revela que los perros entrenados podrían detectar la COVID-19, con 94% de efectividad.
Aunque el estudio todavía no pasa por revisión de pares, es decir, no está comprobado por científicos; la investigación señala que los perros, con el respectivo entrenamiento, podrían detectar casos leves o asintomáticos de coronavirus; con un 94% de efectividad.
Si bien, el estudio no está corroborado con la fase ‘preprint’, los autores sostienen que los canes pueden detectar el virus, incluso más rápido que una PCR. Los investigadores señalan que los infectados por el SARS-CoV-2, presentan un olor distintivo, con el que los perros se guían para detectar el virus.
El estudio, realizado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM); utilizaron cerca de 3,500 muestras de olores, combinando el análisis de ensayos con perros, con el desarrollo de un modelo matemático para destacar la efectividad de implementar este entrenamiento, y aplicarlo en espacios como aeropuertos y otros lugares de flujo de viajeros.
Tal entrenamiento podría usarse como filtro para detectar pasajeros infectados, quienes después se sometan a una prueba PCR, para corroborar el estatus de salud. El estudio calculó que dos perros podrían examinar alrededor de 300 pasajeros en media hora.
Pseudo-olor para entrenar a los perros
Los autores toman como referencia estudios anteriores, que señalan que los compuestos orgánicos volátiles (COV), cambian con las infecciones respiratorias, presentando un fuerte y distintivo olor entre los infectados y no infestados. Con base en esto, se podría desarrollar un pseudo-olor para adiestrar a los perros.
Los investigadores desarrollaron un ensayo aleatorio, en el que se entrenaron a los perros durante varias semanas, con muestras de individuos sanos y contagiados. Tales muestras se dieron a los perros con un sistema de soporte, siendo los animales recompensados, en caso de acertar, o ignorar de forma correcta las muestras.
Prueba ‘doble ciego’
En la segunda fase del ensayo, sometieron a seis perros a la prueba ‘doble ciego’. En esta etapa, el perro, el técnico y el entrenador, no tenían control de las muestras positivas y negativas; con el objetivo de mitigar el sesgo inadvertido de comportamiento que influya en la elección del perro. En este paso se implementaron 200 muestras positivas, y 200 negativas.
Asimismo, los autores plantean que el entrenamiento puede mitigar el flujo de personas, quienes viajan con pruebas falsas, tal como sucede con perros detectores de explosivos y drogas en eventos públicos.
“Pensar que podemos aprovechar el asombroso poder de la nariz de un perro para detectar COVID-19 de forma rápida y no invasiva, nos da la esperanza de volver a una forma de vida más normal, a través de viajes más seguros y acceso a lugares públicos, de modo que podamos volver a socializar con familiares y amigos”. Claire Guest, directora científica de Medical Detection Dogs.
Cuestiones cívicas del ensayo
Mientras tanto, expertos de la revisión de pares, sostienen que, si bien el ensayo está bien planteado; despierta algunas dudas respecto a la fiabilidad de los resultados.
“Los resultados son buenos en la muestra de pacientes que utilizan, pero las firmas de aliento varían mucho en el rango de género, edad, etnia y, lo que es más importante, con otras enfermedades. Su sensibilidad y especificidad se ven bien con su conjunto de pruebas de pacientes, pero no sé hasta qué punto se podrá extrapolar a grandes poblaciones en entornos menos controlados”. Mick Bailey, profesor de inmunología comparada en la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Bristol.
Pese a esto, el ensayo resultó aprobado por comités de Ética y Bienestar Animal de LSHTM. Estos comités se encargan de supervisar la cuestión ética y moral, respecto a utilizar animales con fines para detectar el virus, ya que el entrenamiento también presenta un riesgo, tanto para los animales, como los entrenadores, quienes se exponen al contacto con personas contagiadas.
“Se sabe desde hace mucho tiempo que los perros son capaces de detectar a través del olfato enfermedades que van desde el cáncer hasta la enfermedad de Parkinson y la gripe, a veces incluso sin que los humanos se den cuenta de ello. Este estudio de prueba de concepto sugiere que los perros detectores entrenados podrían usarse en lugares como aeropuertos, estadios deportivos y salas de conciertos para identificar rápidamente a las personas positivas que luego tomarían una prueba de PCR confirmatoria”. Lawrence Young, virólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Warwick.
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