“México ha formalizado su participación en el programa Artemis, liderado por la NASA, con el objetivo de establecer una presencia humana sostenible en la Luna. Este programa, respaldado financieramente por la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuenta con el respaldo de legisladores mexicanos y la Conferencia Nacional de Gobernadores de la República Mexicana. La iniciativa ha recibido una favorable acogida por parte del gobierno de Estados Unidos. Al mismo tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha estado desarrollando desde 2016 la primera misión mexicana a la Luna, conocida como ‘Colmena’”, afirmó Vicente Colmenares, cónsul encargado de México a Orlando.
El proyecto “Hive” (Colmena) desarrollado por la UNAM se trata de pequeños robots exploradores, cada uno pesando menos de 60 gramos y con un diámetro de apenas 12 centímetros, viajaron a la Luna a través de la nave espacial Peregrine de Astrobotics que fue propulsada por el cohete Vulcan de United Launch Alliance (ULA).
Equipados con sistemas solares para su alimentación, estos micro-robots están diseñados para realizar investigaciones pioneras sobre el entorno lunar. Su despliegue representa un avance significativo en la capacidad de estudiar la Luna y sus características ambientales de manera innovadora y eficiente.
El proyecto se explicó en una conferencia de presentación realizada el sábado en el consulado de México en Orlando y contó con una delegación de alto nivel del Gobierno mexicano encabezada por el subsecretario de Transporte de México, Rogelio Jiménez Pons; el director general de la Agencia Espacial Mexicana, Salvador Landeros Ayala; el jefe del Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX) en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Gustavo Medina Tanco; los empresarios Benjamín Najar Lomelí, presidente de la Comisión de Espacio de la Federación Mexicana de la Industria Aeronáutica y Benjamín Najar Jr. Presidente de la empresa espacial Thrusters Unlimited.
“Estos robotitos tienen que ir a la Luna, y para llevarlos, hay que colocarlos dentro de algo. Fíjense que los están acomodados con un paquete de galletas que van sobre una nave, con una catapulta vamos a expulsar a los robots a la Luna para verlos caer a unos 15 metros de la nave, y ahí empiezan su misión”, explicó Medina Tanco durante la conferencia.
“Como no sabemos cómo van a caer y tienen paneles solares por los dos lados, caigan como caigan, ellos seguirán navegando. La catapulta tiene toda una serie de componentes electrónicos y sistemas de telecomunicaciones para que sirvan y para que los robotitos se comuniquen con ella. Además, ella se comunica con la Tierra y pasa datos para la Tierra. Todo eso, los 5 robotitos, la catapulta, la electrónica, el paquete de tamaño de galletas donde van los robots, todo eso pesa 608 gramos, y eso es completamente innovador. Nadie ha hecho algo en el mundo tan sofisticado y chiquito para una aplicación espacial”, agregó el científico.
Los robots salieron de la Ciudad de México para ir a Pittsburgh y fueron instalados en la nave Peregrine, creada por Astrobotic.
El proyecto, una vez en función, puede demostrar la viabilidad de construir estructuras en superficies planetarias con enjambres de robots. Durante la misión, los robots también realizarán las primeras mediciones de temperatura del plasma lunar, electromagnéticas y del tamaño de las partículas de regolito. Contó con la participación de alrededor de 200 estudiantes de ingeniería, física, química y matemáticas de la UNAM.
El proyecto Colmena, será parte de la primera de tres misiones espaciales que realizará México antes del 2030 a la Luna, con el objetivo de construir y operar, en forma autónoma, grandes enjambres de micro robots sobre las superficies expuestas al medio interplanetario y asteroides.
Destacan la micro-robótica para operación en condiciones de espacio y en el polvo lunar o regolito; navegación autónoma; nuevas formas de obtención de energía; sistemas de mitigación pasiva de altas y bajas temperaturas y rápida transición entre ellas; supervivencia a condiciones de radiación extrema utilizando nuevos materiales; electrónica y sensores embebidos en polímeros manufacturados aditivamente; y recuperación de minerales agregados en la Luna por asteroides con alto valor.
La Agencia Espacial Mexicana impulsará tecnologías -complementadas en las misiones subsecuentes- que permitirán a México ser un actor efectivo en la nueva era de actividad científica y económica lunar que comienza en esta década.
“Representó la industria espacial mexicana ya que nuestro negocio es producir piezas y componentes para la parte de la aeronáutica y para la parte espacial. Mi empresa Thrusters Unlimited, somos copropietarios junto con el gobierno de Portugal de la constelación satelital de observación de la Tierra muy poderosa, una de las 5 más grandes a nivel mundial privadas. Los números son muy importantes para nuestra federación. Este año estamos exportando 10,000 millones de dólares de productos manufacturados y diseñados en México con la ingeniería mexicana y con ingeniería de diferentes países del mundo”, señaló Najar Lomelí.
Arreglando fallas
A las 2:18 a.m., del lunes 8 de enero United Launch Alliance celebraba un exitoso lanzamiento desde Cabo Cañaveral en Florida, pero su principal cliente, Astrobotic Technology, enfrentaba problemas con su aterrizador lunar Peregrine que impidieron su oportunidad de llegar a la Luna.
Hasta el cierre de esta edición. Astrobotic Technology, la empresa que desarrolló el primer módulo lunar en lanzarse desde Estados Unidos en cinco décadas intentaba posicionar su nave espacial Peregrine en la Luna.
“Las fallas siempre aparecen y hay muchas maneras de corregirlas con sistemas de transponders redundantes”, aseguró Najar Lomelí.
Hasta la última actualización, la nave espacial Peregrine ha estado operativa durante aproximadamente 32 horas, enfrentando desafíos durante la noche, pero el equipo continuaba perseverando. La nave comenzó a inclinarse lejos del sol, reduciendo la generación de energía solar. Sin embargo, el equipo pudo actualizar el algoritmo de control y resolver este problema, logrando cargar completamente las baterías.
“A pesar de la fuga de propelente, lamentablemente, no hay posibilidad de un aterrizaje suave en la Luna. No obstante, aún contamos con suficiente propelente para seguir operando la nave. El equipo sigue trabajando para encontrar formas de extender la vida operativa de Peregrine. Estamos en un modo operativo estable y realizando pruebas y verificaciones de carga útil. Continuamos recibiendo datos valiosos y demostrando operaciones espaciales para componentes y software relacionados con nuestra próxima misión lunar”, se informó en un comunicado.
La NASA pospone las misiones lunares Artemis II y III
Por otro lado, la NASA anunció que ha retrasado tanto la misión tripulada Artemis II, programada para orbitar alrededor de la Luna, como la misión Artemis III, que tiene como objetivo enviar a los próximos humanos, incluida la primera mujer, de regreso a la superficie lunar por primera vez desde 1972.
“Estamos haciendo algo increíblemente diferente en el proceso de todo esto, como recordamos a todos en cada momento, la seguridad es nuestra principal prioridad para dar al equipo de Artemis más tiempo para superar los desafíos con desarrollos, operaciones e integración por primera vez”, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Vamos a dar más tiempo en Artemis II y III”.
Artemis II se suponía que volaría tan pronto como noviembre de este año, pero ahora no volará hasta al menos 10 meses después, apuntando a septiembre de 2025.
Artemis III estaba en la hoja de ruta de la NASA para volar tan pronto como diciembre de 2025, pero ahora apunta a septiembre de 2026.
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