La mitad de las personas en todo el globo todavía cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, y más de 40 por ciento que son mejores ejecutivos de negocios, reveló un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) divulgado este lunes 12.
Más aún, “un alarmante 25 % de la población cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa”, señaló el Índice de Normas Sociales de Género del Pnud, el cual muestra la falta de progreso, en la última década, en el nivel de prejuicio contra las mujeres, sostenido por casi nueve de cada 10 hombres y mujeres en el mundo.
Pedro Conceição, jefe de la oficina de desarrollo humano del Pnud, advirtió que “la falta de progreso en las normas sociales de género se está manifestando frente a una crisis de desarrollo humano”.
Subrayó que “las normas sociales que menoscaban los derechos de las mujeres son perjudiciales para la sociedad en general, ya que frenan la expansión del desarrollo humano”.
“El Índice de Desarrollo Humano global (IDH, que mide salud, educación y nivel de vida digno) disminuyó en 2020 por primera vez en la historia y nuevamente al año siguiente” recordó Conceição.
Los sesgos contras las mujeres generan obstáculos que se manifiestan en un desmantelamiento de los derechos de las mujeres en muchas partes del mundo, con movimientos contra la igualdad de género ganando terreno y, en algunos países, una oleada de violaciones de derechos humanos.
También se reflejan en la grave subrepresentación de las mujeres en el liderazgo. En promedio, la proporción de mujeres como jefas de Estado o de gobierno se ha mantenido en torno al 10 por ciento desde 1995, y en el mercado laboral las mujeres ocupan menos de un tercio de los puestos directivos
El informe además arroja luz sobre un vínculo roto entre el progreso de las mujeres en la educación y el empoderamiento económico.
Las mujeres están más capacitadas y educadas que nunca, pero incluso en los 59 países donde las mujeres ahora tienen más educación que los hombres, la brecha de ingresos de género promedio sigue siendo de 39 % a favor de los hombres.
El índice sobre normas de género se construye desde 2019 a partir de las respuestas a siete preguntas en la Encuesta Mundial sobre Valores. Esas respuestas se utilizan para crear siete indicadores a partir de los datos obtenidos en 80 países y territorios, y abarca a 85 % de la población mundial.
El informe enfatizó que a pesar de la prevalencia continua de prejuicios contra las mujeres, los datos muestran que el cambio puede ocurrir.
Se evidenció un aumento en la proporción de personas sin sesgo en ningún indicador en 27 de los 38 países encuestados.
Sobre esa base, en Pnud enfatizó que los gobiernos tienen un papel crucial en el cambio de las normas sociales de género.
Esa responsabilidad va desde la adopción de políticas de licencia parental, que han cambiado las percepciones sobre las responsabilidades del trabajo de cuidado, hasta las reformas del mercado laboral que han llevado a un cambio en las creencias sobre las mujeres en la fuerza laboral.
Raquel Lagunas, directora del equipo de género del Pnud, dijo que “un lugar importante para comenzar es reconocer el valor económico del trabajo de cuidado no remunerado”.
“Esta puede ser una forma muy efectiva de desafiar las normas de género sobre cómo se ve el trabajo de cuidados. En los países con los niveles más altos de prejuicios de género contra las mujeres, se estima que las mujeres dedican más de seis veces más tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado”, apuntó Lagunas.
Los autores del informe coincidieron en que para impulsar el cambio hacia una mayor igualdad de género, el enfoque debe estar en expandir el desarrollo humano a través de la inversión, los seguros y la innovación.
Esto incluye invertir en leyes y medidas políticas que promuevan la igualdad de las mujeres en la participación política, ampliar los mecanismos de seguro, como fortalecer los sistemas de atención y protección social.
Asimismo, alentar intervenciones innovadoras que podrían ser muy efectivas para desafiar las normas sociales dañinas, las actitudes patriarcales y el género.
Por ejemplo, combatir el discurso de odio en línea y la desinformación de género puede ayudar a cambiar las normas de género generalizadas hacia una mayor aceptación e igualdad.
El informe recomendó abordar directamente las normas sociales a través de la educación para cambiar la opinión de las personas, políticas y cambios legales que reconozcan los derechos de las mujeres en todas las esferas de la vida y una mayor representación en la toma de decisiones y los procesos políticos.