Un día, hace ya algún tiempo, desperté con la noticia de unos arrestos por fraude que había realizado el FBI (Federal Bureau of Investigation) en Puerto Rico. Siempre sigo los acontecimientos de mi país; allá tengo la mitad de mi vida… o quizás un poco más.
Escuchando todo, no pude evitar que llegaran a mi mente mil cosas personales; suelo ser muy analítico… debe ser por eso que mi cerebro trabaja sin descanso. No solo soy analítico; mi personalidad obsesiva compulsiva también me lleva a querer aplicar a mi vida personal todo lo que me rodea; no sé si es bueno o no. Lo que sí sé es que eso me ha ayudado mucho a mirar el mundo desde otras perspectivas y, por consiguiente, acercarme un poco más al pensamiento crítico y la empatía, aunque en ocasiones esto signifique ser mi peor y más severo crítico o el menos empático conmigo mismo. Pero vamos, que esa será historia para otro día… de modo que volvamos al FBI.
Conozco el sentimiento de sentirse defraudado por personas externas a quienes le hemos dado nuestra confianza. Cuando alguien nos falla, luego de haberle dado nuestra mano, pone de manifiesto la sed de ambición en su forma más cruda, arcaica e irracional. Pero lo que es peor… nos enfrenta con nuestra imposibilidad de escoger correctamente aquellos con los que debemos crear enlaces, caminos y llegadas. Si, PORQUE LAS LLEGADAS DEBEMOS RESERVARLAS PARA QUIENES CAMINAN CON NOSOTROS TODO EL TRAYECTO… o al menos, el más empedrado.
Ciertamente, cada equivocación debería suponer una lección de vida. Mi madre siempre nos decía que, en la vida, los errores se pagaban con lágrimas o con dinero; un poco radical, aunque no muy lejos de la realidad… si no, pregúntenle a los arrestados por el FBI. Si es cierto que con cada tropiezo aprendemos una lección… entonces deberíamos agradecer cada paso mal dado. Pero si no aplicamos lo aprendido y reincidimos, entonces somos nosotros el problema.
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Tender la mano a quien lo necesita, no es malo… lo malo es permitir que te la muerdan y aún así pasarle la mano por la testa a cada LOBO OVEJERO OPORTUNISTA que te pase por el lado. Dejar entrar personas a nuestro mundo, tampoco es malo… lo malo es recibir el golpe de estado, pero continuar desenrollando alfombras rojas a cada “DIVA WANABI” que toque tu puerta.
Aprendamos algo basado en la ley de los contrastes. El Estado castiga con cárcel a quienes lo defraudan… pero las cárceles son propiedad del Estado; no hagamos lo mismo. Encerrar en nosotros a los que nos dañan, es “esposarnos” a ellos por el resto de nuestras vidas… PRIVILEGIO QUE NO MERECEN.
En esta investigación, fallemos a nuestro favor… a los que nos defraudan DÉMOSLE LA LIBERTAD.
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