Al menos 4 millones de estadounidenses en 25 Estados del país, perderán este fin de semana los beneficios por desempleo otorgados durante la pandemia.
El programa federal de beneficios por desempleo otorga en promedio $300 dólares semanales a residentes desempleados durante la pandemia. Florida, Texas, Utah y Montana son algunos Estados que dejarán de otorgar los estímulos económicos.
Iniciativa para cubrir vacantes en empresas y comercios
Ante la cancelación del programa de asistencia, millones de estadounidenses tendrán que decidir entre encontrar un trabajo o cuidar a sus hijos. La terminación paulatina de los beneficios por desempleo se extiende de forma rápida por el país, tan solo la semana pasada, 8 Estados dejaron de otorgar los beneficios a los residentes.
Ahora, los gobernadores 25 Estados afirmaron la cancelación de los estímulos, y sostienen que el incremento de la tendencia de desinterés por trabajar de los residentes, se debe a la ‘comodidad’ que ofrecen los estímulos. Con la culminaciòn de los estìmulos, pretenden que los ciudadanos acepten nuevos puestos de trabajo.
¿Comodidad o salarios bajos?
Si bien, esta idea circula entre los gobernadores y empresarios, existe una contraparte de especialistas; quienes sugieren que la razón de no adquirir un trabajo, se debe a los salarios bajos, las pocas opciones para el cuidado de los hijos, y el miedo a infectarse por la COVID-19.
Por su parte, los gobiernos tomaron como referencia a otros Estados, en los que, al terminar con los beneficios por desempleo, los residentes comenzaron a buscar trabajo por medio de internet. La problemática inicio cuando la mayoría de las empresas reabren, y no alcanzan a cubrir las plantillas de colaboradores.
Recuperación económica paulatina
A medida que el proceso de vacunación avanza, las políticas de sanidad y de capacidad en los comercios, cambian para propiciar una mayor actividad económica; sin embargo, no se alcanza a cubrir la demanda de personal.
De acuerdo con los datos de un estudio del sitio de empleo Indeed, las personas de clase social alta, muestran una recuperación más rápida, a comparación de la clase trabajadora.
Se prevé, entonces, que la cancelación de estímulos económicos, lejos de beneficiar a la economía, ocasione un aumento de los desahucios y la pérdida de viviendas.
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