El cardenal Robert Francis Prevost, originario de Estados Unidos, ha sido elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica, y adoptó el nombre de León XIV.
Desde el miércoles, 133 cardenales se reunieron en cónclave para seleccionar al nuevo líder espiritual de los más de mil millones de católicos en el mundo. Para poder votar en el cónclave, los cardenales deben tener menos de 80 años. De los 252 cardenales actuales, 135 cumplían con este requisito, aunque dos decidieron abstenerse. La elección de Prevost se llevó a cabo en poco más de un día, lo que refleja un notable consenso entre los votantes.
Como es tradición, miles de fieles se congregaron en la Plaza de San Pedro, expectantes por ver salir la característica humo blanco desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que un nuevo papa ha sido elegido. En esta ocasión, el interés fue especialmente alto debido, en parte, a una aclamada película de Hollywood estrenada en 2024 que retrata el secreto y simbolismo del proceso del cónclave.

Previo a la elección, no había un favorito claro. Más de una docena de nombres fueron considerados como posibles sucesores en medios internacionales, lo que aumentó la incertidumbre sobre el desenlace del proceso.
La elección de León XIV se produce tras la muerte del Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril, un día después de su última aparición pública durante la misa de Pascua. Ahora, el nuevo pontífice enfrenta múltiples desafíos dentro de la Iglesia, entre ellos, el tratamiento pastoral hacia los católicos LGBTQ, el rol de las mujeres en la institución, la expansión del catolicismo en Asia y África, y las heridas aún abiertas por los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero.
León XIV asume el liderazgo en un momento crucial para el futuro de la Iglesia Católica en el siglo XXI.