El Nobel de Literatura murió en Lima a los 89 años, acompañado por sus seres queridos. Su legado literario y su influencia en el pensamiento latinoamericano lo convierten en una figura inmortal.
La literatura de habla hispana está de luto. En la noche del domingo se confirmó el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, escritor peruano y premio Nobel de Literatura, a los 89 años. La noticia fue dada a conocer por su hijo, Álvaro Vargas Llosa, a través de un comunicado en redes sociales.
“Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre ha fallecido”, escribió Álvaro. “Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, añadió.
Según informaron sus familiares, el deceso se produjo en Lima, donde el autor se encontraba rodeado de su familia. También confirmaron que no se realizarán ceremonias públicas, ya que se trata de un duelo íntimo. “Confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y con amigos cercanos”, expresó su hijo. Los restos del escritor serán incinerados, cumpliendo su última voluntad.
Un autor que marcó época
Mario Vargas Llosa fue uno de los grandes exponentes del “Boom latinoamericano”, movimiento que revolucionó la narrativa en lengua española durante la segunda mitad del siglo XX. Su pluma dio vida a obras emblemáticas como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral y La fiesta del Chivo, entre muchas otras.
Más allá de la ficción, también brilló como ensayista, columnista y académico. Su pensamiento crítico, su defensa de la libertad y su constante intervención en los debates públicos lo convirtieron en una voz influyente dentro y fuera del ámbito literario.
Con su partida, se despide uno de los escritores más importantes del mundo hispano, pero su obra permanece viva como testimonio de una época y como inspiración para futuras generaciones.