En menos de dos semanas, los padres de cuatro hijos ciudadanos estadounidenses fueron detenidos por agentes migratorios, dejando a los jóvenes a cargo de su propio destino y enfrentando un futuro incierto.
Esvin Juárez, un padre de familia guatemalteco y dueño de un pequeño negocio en la ciudad de Apopka, cerca de Orlado, fue arrestado durante una cita rutinaria de inmigración. Pasaron ocho días sin que su familia supiera su paradero, hasta que confirmaron su deportación a Guatemala. Su esposa, Rosmeri Miranda, fue detenida el pasado jueves 12 de junio y enfrenta también un proceso de deportación.
“Él ha estado aquí por más de 20 años, trabajando bajo el sol haciendo losas de concreto, y en ese tiempo ha logrado construir su negocio,” dijo Beverly Juárez, de 21 años, la hija mayor de la pareja. Con la ausencia de sus padres, la joven de 21 años debe enfrentar la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores, de 15, 13 y 9 años.
Ambos padres estaban en proceso de obtener un permiso de permanencia temporal mediante la visa U, una protección legal diseñada para víctimas de crímenes que cooperan con las autoridades.
Ahora, la familia espera que un juez en Atlanta revise el caso. “Ya hemos presentado una demanda para exigir su liberación y que se escuche su caso como la ley lo permite”, afirmó Beverly, quien ha asumido el liderazgo en esta lucha familiar.
Varias organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes, entre ellas la coalición Immigrants Are Welcome Here y el Hope CommUnity Center, se han unido para brindar acompañamiento legal y emocional.
Durante la conferencia de prensa estuvieron presentes también las representantes estatales Anna V. Eskamani, Rita Harris y Johanna López, quienes expresaron su preocupación por lo que consideran un abuso del sistema migratorio.
“No podemos permitir que nuestras leyes se utilicen para destruir hogares. Imaginen el miedo que sienten, el trauma que están viviendo”, dijo López al referirse a los niños.
En Apopka, una ciudad históricamente conformada por comunidades trabajadoras inmigrantes, el caso ha generado indignación. El Hope CommUnity Center ha reiterado su compromiso con las familias separadas por deportaciones injustas y ha hecho un llamado a la comunidad para brindar apoyo material y emocional a los hermanos Juárez.
Los hijos, entre ellos menores de edad, enfrentan ahora la vida sin sus padres, mientras el sistema decide si les devolverá el derecho de estar juntos.
“Nos arrebataron a mamá y papá”, dijo Beverly. “Pero no nos van a arrebatar la esperanza. Vamos a luchar por ellos y por todas las familias que hoy están viviendo lo mismo”.