Hoy quiero compartir unas notas que publiqué en mi página personal de Facebook, con motivo de la llegada del nuevo año. Parte del propósito de esta columna es hacerlos partícipes de mis inquietudes y que, de alguna manera, estas puedan contribuir a una reflexión honesta en cada uno de ustedes.
De nada vale despedir el año, pensando que finalmente salimos de una especie de maldición, si no aplicamos lo aprendido. Aunque ciertamente el año 2020 fue muy duro, tendríamos que preguntarnos si lo escabroso del trayecto se debió a lo empinado del camino… o a la manera en que lo caminamos.
Basado en eso, llegan a mi mente varias preguntas que cada uno de nosotros debería responderse en la intimidad y desnudez de su alma… ¿Estamos despertando a un nuevo comienzo? ¿Se puede comenzar algo nuevo sin resolver lo anterior? ¿Es el 2021 un periodo de cambio en sí mismo o nos corresponde a nosotros PROVOCAR ese cambio?
La fórmula de dejar en manos de unos pocos, la solución a todo lo que nos afecta como colectivo, no está mal. El error está en desligarnos del plan de acción y peor aún, asumir que hay suficientes caminantes para ejecutarlo, y que podemos ir acostados sobre ellos como vulgares Cleopatras. Nuestro problema no fue el 2020… nuestro problema fue la manera en que lo encaramos. Cómo tampoco el 2021 será nuestra salvación, si no enmendamos los errores de ejecución.
En estos primeros días del año, podemos dejar atrás este periodo, pensando que todo está resuelto y que pronto despertaremos en un mundo de utópica fantasía… o, por el contrario, podemos aprovechar esta nueva oportunidad que nos brinda el Universo, para hacer las cosas de manera diferente, porque mundo girará de la misma manera… EL CAMBIO, SOMOS NOSOTROS.
Edwin Ocasio